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Tindersticks
25 febrero, 2020 // 21:00 - 23:30
Tindersticks son ya unos clásicos contemporáneos, el equivalente al malogrado Scott Walker para la generación indie. Empezaron su andadura en 1991, dos años antes de debutar discográficamente con «Tindersticks I«, álbum en el que ya mostraron muchos de los rasgos distintivos que han marcaron su trayectoria. Con arreglos de y para sibaritas y la voz de barítono de Stuart Staples, sus canciones se lanzaban por las sendas de Gainsbourg y Hazlewood. Al frente, un «crooner» distinguido para los momentos melancólicos y dándole cobertura, una ristra de de instrumentos que flotaban o lloraban -violines, carillón, trompeta, vibráfono, órgano Hammond…-. Del excelso pop de cámara de sus primeros tres álbumes, recibidos por la crítica con los brazos abiertos, pasaron a arrimarse al soul con «Simple Pleasure» (1999) y «Can Our Love…» (2001), demostrando a los escépticos que también sabían mantener el listón muy alto cuando aligeraban el equipaje y que su libro de estilo no era tan estático como les achacaban. Aunque en 2005, cuando Staples inició su carrera en solitario, hubo rumores de ruptura, se quedaron en eso, despejados por su séptimo trabajo, «The Hungry Saw» (2008). En 2012, con «The Something Rain«, su noveno álbum (siete bandas sonoras para cine, fondos sonoros para museos e instalaciones de arte y discos en directo al margen), reivindicaron de nuevo su elegancia inmarcesible. Tres de sus miembros originales (el arriba citado Staples más Neil Fraser y David Boulter, junto al bajista Dan McKinna y el batería Earl Harvin) fueron quienes grabaron su décimo LP, «The Waiting Room«, que se publicó en enero de 2016, reforzado además con un sólido proyecto visual: un cortometraje de cada una de sus canciones, iniciativa comisionada por diversos directores de cine. Ese mismo quinteto es el que está detrás de su úndecimo trabajo, “No Treasure But Hope”, que saldrá a la venta el 15 de noviembre de 2019. Staples ha declarado al respecto: «Sentí que necesitábamos poder hacer algo significativo». Y así ha sido, pues en su nuevo trabajo estos expertos en temas íntimos y expansivos despliegan un abanico de composiciones repletas de calidez intuitiva, melodías exuberantes y un espíritu inquisitivo. Se trata de una obra que arroja una nueva luz sobre las cualidades centrales de unos tindersticks que redescubren sus virtudes.
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